Por Brian Homewood
BUENOS AIRES (Reuters) - Diego Maradona ya está dejando su marca
como director técnico de la selección argentina de fútbol, dando a su
equipo un temperamento agresivo que parecía haberse perdido bajo la
dirección de su predecesor, Alfio Basile.
Maradona hizo de la motivación y el orgullo temas centrales desde
que fue nombrado sorpresivamente en octubre, y su presencia parece
haber despertado al equipo.
El desempeño en el triunfo 2-0 del miércoles contra Francia en
Marsella demostró la veracidad de la advertencia que repitió varias
veces en el pasado: para él no existen los partidos amistosos.
Medios locales dijeron que lo más importante fue que el equipo ganó confianza y seguridad.
Mientras Lionel Messi se llevó los aplausos por convertir el segundo
gol de Argentina tras una brillante maniobra, el defensor Martín
Demichelis jugó con solidez en la zaga, ganando prácticamente todas las
jugadas que disputó en el aire.
La dupla de Fernando Gago y Javier Mascherano, quien se convirtió en
el capitán luego de que Maradona dijera que plasmaba el espíritu que él
quería ver en el equipo, le dio firmeza al mediocampo argentino.
"Me voy de Marsella muy contento por la imagen que dejó el equipo.
Por momentos hicimos un gran fútbol, tocamos, metimos y jugamos. Eso es
lo que tenemos que hacer para seguir creciendo", dijo Messi al sitio de
Internet de la Asociación del Fútbol Argentino (
www.afa.org.ar). "Estar en este equipo es un orgullo y hoy, jugando ante el subcampeón del mundo, pusimos lo mejor", agregó.
Argentina, quien ganó solamente una vez en ocho partidos antes de
que Maradona quedara al frente del equipo, se impuso en los dos
encuentros disputados bajo la dirección de quien fuera capitán del
equipo campeón del mundo en 1986, y no concedió ningún gol.
El primer partido oficial se jugará el 28 de marzo, cuando Argentina
reciba a Venezuela por la eliminatoria sudamericana para el Mundial de
Sudáfrica 2010.
El gran debate que abrió el desempeño del miércoles es si habrá
lugar para Juan Román Riquelme, quien no pudo jugar el partido por
compromisos con su equipo en Argentina.
Basile armó su equipo alrededor del pensante volante ofensivo, a
quien muchos ven como el último de una raza prácticamente en extinción
en el cada vez más frenético juego moderno.
El estilo elegante y pausado de Riquelme y su habilidad para
atravesar las defensas con sus pases son ampliamente admirados. Pero
sus críticos dicen que cuando Riquelme está presente el equipo se ve
forzado a girar alrededor del volante y cuando tiene un mal día
arrastra al resto del equipo con él.
El miércoles, Argentina jugó perfectamente bien sin él y traerlo de vuelta podría ser un riesgo para Maradona.
(Editado en español por Javier Leira)