Cuando se haya hecho desierto, el campo de las letras
Y tus blancos brazos abracen el crepúsculo,
agonía de la luz, fotómetro del amor,
quebrada la palabra haga su esperable silencio musical,
la sombra del ayer, siempre dándole de patadas al tiempo
y su infartante suerte inerte en su infortunio,
ríe el llanto de la prisa sin tiempos, ni agujas, ni
mordiscos, todo va a las lápidas,
leyendas y misterio, suerte divina, un ser eterno,
alimento del bárbaro, la inconsciencia colectiva,
destruido el porvenir, con ocasiones de esperanza,
solo por esperar, solo para endulzar al mar,
un ocio precioso, brilla en bruto su falsedad,
lo nuevo se gasta con el uso de la palabra,
se reinventa el lenguaje,
eso es el caos,
un destello de razón en las sombras del saber,
caos necesario la lengua poética,
absurdo cotidiano, renace cada alba, cada suspiro,
y muere en la luna como palabra enferma, palabra negra
que vos intentas revertir, gesto particular de la sonrisa,
responsabilidad para ejercitar la libertad,
cantos de cualquier boca en días febriles, donde el sol
manchado dispara con inercia luces contra grises,
cantos de luna mecida en los pasos del camino hacia la
muerte,
caminos conquistados los sueño reposando en el deseo,
perfecto en destrucción de amapolas, signos y delirios
blanco estado de prejuicios mitigados,
la espalda del mundo, siendo mirada que parte eterna
hacia un horizontal plano de percepción,
agónico dios, en su lecho nubifero, descansa ya en
soledad, y se fue dejando vencer por angustias,
nosotros cantamos salmos corrompiendo al alma y su eternidad,
insurrección del arte, naturales hombres, desquicios con
sombreros,
tus lágrimas vertidas en la cruz del poema,
descalzas lágrimas descansan sobre el ojo y su reflejo,
donde se ha ido el café, tu encanto y la ternura,
con el silencio de la palabra música,
con la mirada de las máscaras,
el único génesis, la única cosmogonía,
explorarte, saberme en vos.
Y tus blancos brazos abracen el crepúsculo,
agonía de la luz, fotómetro del amor,
quebrada la palabra haga su esperable silencio musical,
la sombra del ayer, siempre dándole de patadas al tiempo
y su infartante suerte inerte en su infortunio,
ríe el llanto de la prisa sin tiempos, ni agujas, ni
mordiscos, todo va a las lápidas,
leyendas y misterio, suerte divina, un ser eterno,
alimento del bárbaro, la inconsciencia colectiva,
destruido el porvenir, con ocasiones de esperanza,
solo por esperar, solo para endulzar al mar,
un ocio precioso, brilla en bruto su falsedad,
lo nuevo se gasta con el uso de la palabra,
se reinventa el lenguaje,
eso es el caos,
un destello de razón en las sombras del saber,
caos necesario la lengua poética,
absurdo cotidiano, renace cada alba, cada suspiro,
y muere en la luna como palabra enferma, palabra negra
que vos intentas revertir, gesto particular de la sonrisa,
responsabilidad para ejercitar la libertad,
cantos de cualquier boca en días febriles, donde el sol
manchado dispara con inercia luces contra grises,
cantos de luna mecida en los pasos del camino hacia la
muerte,
caminos conquistados los sueño reposando en el deseo,
perfecto en destrucción de amapolas, signos y delirios
blanco estado de prejuicios mitigados,
la espalda del mundo, siendo mirada que parte eterna
hacia un horizontal plano de percepción,
agónico dios, en su lecho nubifero, descansa ya en
soledad, y se fue dejando vencer por angustias,
nosotros cantamos salmos corrompiendo al alma y su eternidad,
insurrección del arte, naturales hombres, desquicios con
sombreros,
tus lágrimas vertidas en la cruz del poema,
descalzas lágrimas descansan sobre el ojo y su reflejo,
donde se ha ido el café, tu encanto y la ternura,
con el silencio de la palabra música,
con la mirada de las máscaras,
el único génesis, la única cosmogonía,
explorarte, saberme en vos.