¿Quién no oyó hablar de los círculos de las cosechas? Por si acaso, sobrevolaré rápidamente el tema. Se les llama así a los extraños diseños que empezaron a aparecer en los campos de cereal del sur de Inglaterra a fines de los setenta. Algunos agricultores llamaron a la policía para denunciar esta asombrosa anomalía. La novedad se filtró y salió en los diarios. El interés de los medios debió estimular a los visitantes, porque las marcas se empezaron a multiplicar.
Desde entonces, cada vez que alguien informa una de estas apariciones acuden a la cita ufólogos, rabdomantes y místicos. Ellos –con sus rocambolescas interpretaciones– completan, mejoran y hasta le dan un sentido al show.
Con el tiempo, los círculos se volvieron cada vez más extravagantes, más enroscados. Más alienígenas. La epidemia de los cerealogramas –como se los bautizó– se extendió por el mundo. Y apareció el mejor argumento para defender su naturaleza cósmica: ¿quiénes, si no son los extraterrestres, se iban a tomar tantas molestias?
Todo iba fantástico hasta que, en 1991, dos jubilados ingleses –Doug Bower y Dave Chorley– reivindicaron los primeros diseños. Que plasmaron en los cultivos cuando todavía no eran abuelitos.
La revelación avivó la imaginación de infinidad de cuentapropistas de la tanza y el compás. Ufólogos, periodistas y expertos en efectos especiales se lanzaron a la aventura de crear nuevos círculos para “estudiar la reacción” de otros ufólogos, periodistas o competidores. O, simplemente, para volver locos a los convencidos de que el cuento escondía algo más.
Todo este asunto es fascinante porque –más allá de la explicación final– sus creadores consiguieron el efecto que esperaban: inquietar, sorprender o divertir al espectador. Ese incentivo, al menos, es el que arguyen los Fabricantes de Círculos en Inglaterra.
Anclas telúricas de una invasión extraterrestre, fenómeno social o ejemplo de arte efímero, el misterio circular devino en ícono de la cultura pop.
El director M. Night Shyamalan (2002) se inspiró en ellos para hacer la misma película de marcianos de siempre con otra vuelta de rosca, la gente de marketing de FireFox hizo el suyo para promocionar a su navegador y hasta apareció uno de cosecha argentina, donde aparece Cristina Fernández de Kirchner dibujada en un campo de soja.
¿Qué pasó para que el tema se actualizara? Que ya no hace falta contratar un helicóptero para disfrutar el fenómeno desde el aire.
Un experto en sacarle el jugo al Google Earth organizó un tour alrededor de los círculos que no tiene desperdicio.
Por lo demás, NatGeo hizo un documental que revela los trucos del asunto. Aún así, los círculos de cereal entran en la categoría de enigmas que da lástima explicar. Un poco de escepticismo está bien, pero demasiado les quita toda la gracia.
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