Manual de la Carne.
HISTORIA DEL ASADO CRIOLLO CANEJO!!:
Introducción
Muchos mentan que el asado argentino es el mejor. Está muy bien esa intención de defender lo Nacional pero están equivocados, porque el asado ES ARGENTINO. El asado es asado porque es de Argentina, si fuera de otro lado sería otra cosa, barbacoa por ejemplo, por lo que no puede haber pingos que le hagan sombra. Si un kenyata hace asado en África, será cualquier cosa menos asado. Ahora si el que cocina es extranjero pero lo hace en nuestro territorio, sí será asado: porque nuestro país es una tierra generosa que recibe a todos con los brazos abiertos. En las alturas en las que ya vamos desensillando y el libro empieza a terminar, si lo han sabido apreciar, y han cultivado su alma con estas enseñanzas (que no son otra cosa que la sumatoria de años al frente de la brasa incandescente) ya serán ánimas versadas en este arte patrio. Sin embargo, también deberán aprender algo de historia, porque un árbol puede erguirse orgulloso contra el viento por sus raíces. Y si un asador no conoce el pasado, pronto los vientos antinacionales pueden tumbarlo y cuando menos lo espere se encontrará cocinando hamburguesas y todo tipo de porquerías foráneas a la parrilla o lo que es peor: comiendo brotes de soja.
Por empezar debemos decirnos: El asado es Argentino. Simple como eso. Y este orgullo cárnico debe latir bien fuerte en vuestros corazones: ¡VIVA LA CARNE DE VACA Y LA SANTA FEDERACIÓN! Son muchos los que caen en el error cipayo de decir "ya los árabes hacían asado". ESTO ES UNA BARBARIDAD. Es lamentable pero existe una teoría que ha echado a rodar la estudiantina apátrida y revisionista, que dice que el nombre de nuestro plato no vendría ya del verbo "asar" sino de una suerte de carne a la brasa que trajo un árabe apellidado "Asad". VIL MENTIRA, una vergüenza muy propia de estas generaciones entreguistas que prefieren el yogurt a la cuajada. Idea Poder: El asado es argentino, como argentinos son nuestros corazones.
El criollo de ley sabe que el asado es, esencialmente, carne vacuna, parrilla y brasa. Nada más. Esta es la conjunción sagrada que garantiza la ARGENTINIDAD, porque en ningún otro lado del mundo existen los tres juntos y en ningún otro lado la carne se cocina con nuestro ritual. Los árabes jamás han conocido este terceto tan mentado, al igual que desconocen los misterios de la Santísima Trinidad de Tata Dios.
Los moros solo han sido precursores en chamuscar carne de camello, ese animal de carnes duras, como si el cuero lo tuvieran por dentro. Según el libro "Historias de la Tierra de Mahoma" en la antigüedad ,Salustiano el Sahib, visir de Sagonia, siendo grande la penuria y el hambre, mandó faenar y cocinar a la brasa todos los camellos de su ejército para el fastuoso casamiento de una de sus hijas.
La historia registra que a principios del siglo XIX, intentóse radicar unas dos mil cabezas de ganado aberdinangus en Arabia Saudita por idea de un magnate de las telas que pretendía cruzarlas con el camello bactriano. Los resultados fueron pésimos: Primero porque son dos especies distintas y Segundo, porque se conoce que en las planicies mahometanas no existe el pasto y las vacas, llamadas por su instinto de deambular buscando pasturas, terminaron en las márgenes del Río Nilo, a miles de kilómetros de la arenada estancia. Esto originó un conflicto diplomático entre ambas naciones. Pero, gracias a la intervención de La India, que concedió asilo político a los animales, se obtuvo un acuerdo conocido como "La Paz de los Vacunos".
LA TEORÍA DE LAS CAVERNAS
También existe una teoría que habla de que el primer asado se realizó en las cavernas, pero esto no es verdad: los cavernícolas comían carnes de gacela, de elefante peludo, de niño, pero nunca jamás de vaca. Por otro lado estas gentes no conocían el fuego como para poder cocinarlo. Quizá alguna vez hayan comido una carne cocinada accidentalmente por el fuego cimarrón de un incendio forestal, pero aparte de ser muy improbable, nos estaríamos olvidando de la inexistencia de la parrilla.
EL PRIMER ASADO
El primer asado registrado data de principios del siglo XIX. Dicen que fue en la estancia de Nicanor Álzaga Ballester, un criollo patriota, afincado en tierras que hoy corresponden al porteño barrio de Flores. Allí tenía conchavado a un gaucho de Abra Pampa que todos conocían como Don Soria, quien le enseñó las primeras artes de asar la carne de vaca. La costumbre de la época era cocinar la carne de vaca en los guisos espumosos de las pailas o sino hervida y muy de vez en cuando. Y esto no respondía a que fuera cara, sino que al comprarse mayormente salada, la carne de vaca tenía un fuerte sabor sódico un tanto desagradable muy trabajoso de apaciguar, por lo que aquellas gentes preferían las carnes aviares o el pescado fresco.
Nicanor Álzaga Ballester desde niño había trabado amistad con Don Soria y este peón (luego devenido en capataz) supo agradecer este gesto del niño bien, enseñándole los rigores de la vida de campo: le enseñó a cebar mates, a apalabrar mocitas, el repulgue de las empanadas y a trenzar el cuero. Pero lo que más llamaba la atención del Nicanor era la costumbre de Don Soria de no salar algunos cortes de la carne de las vacas despenadas y cocinarlos en el momento sobre unas varillas de fierro al fuego vivo. Le despertaba el apetito el perfume que despedía la carne al cocinarse y no tardó en pedirle que le enseñara. Don Soria mostróse reacio al principio, más su alma generosa de gaucho criado en la ronda de mate, no tardó en apiadarse de la curiosidad verdadera del niño y así le enseñó todos los secretos como su padre había hecho con él.
FOTO: EL ASADO CIVILIZADO
Durante los años posteriores Nicanor se juntaba con la peonada y compartían asados y ruedas de vino y aguardiente. Sin embargo su familia no veía bien que el ya muchacho prefiriera juntarse con "esas clases inferiores" antes que con la gente de sociedad. Así las cosas, todo llegó a un punto de tanta tensión que el padre del mozalbete decidió echar a Don Soria y los otros… Pero su hijo ya no era un niño, sino un hombre valeroso. Entonces, enfrentando la autoridad paterna juntó a toda la familia y les cocinó un asado con el apadrinamiento de Don Soria que le daba consejos escondido arriba un sauce. Sin saber los orígenes de aquel plato y contentos de que el muchacho estuviera con ellos antes que con la peonada, la familia aceptó de buen grado y comieron tres vacas. Algunos dicen que dos hermanos murieron de indigestión, pero todos los hermanos de Álzaga Ballester murieron de viejos…
Cuando todos estaban en la sobremesa uno de ellos preguntó como se llamaba esa comida: "asado" respondió Nicanor, algo nervioso, taciturno, a lo que entonces el padre dijo: "Bueno, si eso es asado, tú eres el asador, un aplauso para el asador". Y todos aplaudieron. Sin embargo, modesto y valiente, el muchacho rehuyó el homenaje y dijoles: "No es a mí a quién tienen que agradecer sino a este hombre"., acto seguido hizo bajar del sauce a Don Soria y a todos los peones. Esta historia prueba el origen argentino del asado y de paso desmiente la vileza de aquellos que sospechan que el asado es uruguayo: ya que la historia de Don Soria y Nicanor data de tiempos en que la banda oriental todavía no se había separado de nuestra patria, o sea cuando los uruguayos todavía eran Argentinos.
fuente: Weblogs Clarin - Lalo Mir
Buen Provecho
HISTORIA DEL ASADO CRIOLLO CANEJO!!:
Introducción
Muchos mentan que el asado argentino es el mejor. Está muy bien esa intención de defender lo Nacional pero están equivocados, porque el asado ES ARGENTINO. El asado es asado porque es de Argentina, si fuera de otro lado sería otra cosa, barbacoa por ejemplo, por lo que no puede haber pingos que le hagan sombra. Si un kenyata hace asado en África, será cualquier cosa menos asado. Ahora si el que cocina es extranjero pero lo hace en nuestro territorio, sí será asado: porque nuestro país es una tierra generosa que recibe a todos con los brazos abiertos. En las alturas en las que ya vamos desensillando y el libro empieza a terminar, si lo han sabido apreciar, y han cultivado su alma con estas enseñanzas (que no son otra cosa que la sumatoria de años al frente de la brasa incandescente) ya serán ánimas versadas en este arte patrio. Sin embargo, también deberán aprender algo de historia, porque un árbol puede erguirse orgulloso contra el viento por sus raíces. Y si un asador no conoce el pasado, pronto los vientos antinacionales pueden tumbarlo y cuando menos lo espere se encontrará cocinando hamburguesas y todo tipo de porquerías foráneas a la parrilla o lo que es peor: comiendo brotes de soja.
Por empezar debemos decirnos: El asado es Argentino. Simple como eso. Y este orgullo cárnico debe latir bien fuerte en vuestros corazones: ¡VIVA LA CARNE DE VACA Y LA SANTA FEDERACIÓN! Son muchos los que caen en el error cipayo de decir "ya los árabes hacían asado". ESTO ES UNA BARBARIDAD. Es lamentable pero existe una teoría que ha echado a rodar la estudiantina apátrida y revisionista, que dice que el nombre de nuestro plato no vendría ya del verbo "asar" sino de una suerte de carne a la brasa que trajo un árabe apellidado "Asad". VIL MENTIRA, una vergüenza muy propia de estas generaciones entreguistas que prefieren el yogurt a la cuajada. Idea Poder: El asado es argentino, como argentinos son nuestros corazones.
El criollo de ley sabe que el asado es, esencialmente, carne vacuna, parrilla y brasa. Nada más. Esta es la conjunción sagrada que garantiza la ARGENTINIDAD, porque en ningún otro lado del mundo existen los tres juntos y en ningún otro lado la carne se cocina con nuestro ritual. Los árabes jamás han conocido este terceto tan mentado, al igual que desconocen los misterios de la Santísima Trinidad de Tata Dios.
Los moros solo han sido precursores en chamuscar carne de camello, ese animal de carnes duras, como si el cuero lo tuvieran por dentro. Según el libro "Historias de la Tierra de Mahoma" en la antigüedad ,Salustiano el Sahib, visir de Sagonia, siendo grande la penuria y el hambre, mandó faenar y cocinar a la brasa todos los camellos de su ejército para el fastuoso casamiento de una de sus hijas.
La historia registra que a principios del siglo XIX, intentóse radicar unas dos mil cabezas de ganado aberdinangus en Arabia Saudita por idea de un magnate de las telas que pretendía cruzarlas con el camello bactriano. Los resultados fueron pésimos: Primero porque son dos especies distintas y Segundo, porque se conoce que en las planicies mahometanas no existe el pasto y las vacas, llamadas por su instinto de deambular buscando pasturas, terminaron en las márgenes del Río Nilo, a miles de kilómetros de la arenada estancia. Esto originó un conflicto diplomático entre ambas naciones. Pero, gracias a la intervención de La India, que concedió asilo político a los animales, se obtuvo un acuerdo conocido como "La Paz de los Vacunos".
LA TEORÍA DE LAS CAVERNAS
También existe una teoría que habla de que el primer asado se realizó en las cavernas, pero esto no es verdad: los cavernícolas comían carnes de gacela, de elefante peludo, de niño, pero nunca jamás de vaca. Por otro lado estas gentes no conocían el fuego como para poder cocinarlo. Quizá alguna vez hayan comido una carne cocinada accidentalmente por el fuego cimarrón de un incendio forestal, pero aparte de ser muy improbable, nos estaríamos olvidando de la inexistencia de la parrilla.
EL PRIMER ASADO
El primer asado registrado data de principios del siglo XIX. Dicen que fue en la estancia de Nicanor Álzaga Ballester, un criollo patriota, afincado en tierras que hoy corresponden al porteño barrio de Flores. Allí tenía conchavado a un gaucho de Abra Pampa que todos conocían como Don Soria, quien le enseñó las primeras artes de asar la carne de vaca. La costumbre de la época era cocinar la carne de vaca en los guisos espumosos de las pailas o sino hervida y muy de vez en cuando. Y esto no respondía a que fuera cara, sino que al comprarse mayormente salada, la carne de vaca tenía un fuerte sabor sódico un tanto desagradable muy trabajoso de apaciguar, por lo que aquellas gentes preferían las carnes aviares o el pescado fresco.
Nicanor Álzaga Ballester desde niño había trabado amistad con Don Soria y este peón (luego devenido en capataz) supo agradecer este gesto del niño bien, enseñándole los rigores de la vida de campo: le enseñó a cebar mates, a apalabrar mocitas, el repulgue de las empanadas y a trenzar el cuero. Pero lo que más llamaba la atención del Nicanor era la costumbre de Don Soria de no salar algunos cortes de la carne de las vacas despenadas y cocinarlos en el momento sobre unas varillas de fierro al fuego vivo. Le despertaba el apetito el perfume que despedía la carne al cocinarse y no tardó en pedirle que le enseñara. Don Soria mostróse reacio al principio, más su alma generosa de gaucho criado en la ronda de mate, no tardó en apiadarse de la curiosidad verdadera del niño y así le enseñó todos los secretos como su padre había hecho con él.
FOTO: EL ASADO CIVILIZADO
Durante los años posteriores Nicanor se juntaba con la peonada y compartían asados y ruedas de vino y aguardiente. Sin embargo su familia no veía bien que el ya muchacho prefiriera juntarse con "esas clases inferiores" antes que con la gente de sociedad. Así las cosas, todo llegó a un punto de tanta tensión que el padre del mozalbete decidió echar a Don Soria y los otros… Pero su hijo ya no era un niño, sino un hombre valeroso. Entonces, enfrentando la autoridad paterna juntó a toda la familia y les cocinó un asado con el apadrinamiento de Don Soria que le daba consejos escondido arriba un sauce. Sin saber los orígenes de aquel plato y contentos de que el muchacho estuviera con ellos antes que con la peonada, la familia aceptó de buen grado y comieron tres vacas. Algunos dicen que dos hermanos murieron de indigestión, pero todos los hermanos de Álzaga Ballester murieron de viejos…
Cuando todos estaban en la sobremesa uno de ellos preguntó como se llamaba esa comida: "asado" respondió Nicanor, algo nervioso, taciturno, a lo que entonces el padre dijo: "Bueno, si eso es asado, tú eres el asador, un aplauso para el asador". Y todos aplaudieron. Sin embargo, modesto y valiente, el muchacho rehuyó el homenaje y dijoles: "No es a mí a quién tienen que agradecer sino a este hombre"., acto seguido hizo bajar del sauce a Don Soria y a todos los peones. Esta historia prueba el origen argentino del asado y de paso desmiente la vileza de aquellos que sospechan que el asado es uruguayo: ya que la historia de Don Soria y Nicanor data de tiempos en que la banda oriental todavía no se había separado de nuestra patria, o sea cuando los uruguayos todavía eran Argentinos.
fuente: Weblogs Clarin - Lalo Mir
Buen Provecho